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jueves, 30 de junio de 2011

Un perdon no bastará.

Que la prisa ha vuelto a hacerme caer, que la rutina me enseñó a aprender, a saber perder. Elegir el buen camino nunca se me ha dado bien.
Estudiar del mejor profesor que me entregó la vida, el dolor de un corazón acostumbrado por tantas heridas. Pidas lo que pidas, Dios jamás te lo concede, la vida, como el amor, igual que nace se muere. Somos frágiles promesas presas de lo cotidiano, gano poco, pierdo todo, pero sigo caminando.
Que un perdón no bastará para olvidar y empezar de cero, que se convirtiera en sangre lo que ayer fuera un 'te quiero'.
Que mis lágrimas son ese rocío que baña este mundo, que da vida a una rosa, que te dice que te extraño más que a cualquier otra cosa.
Loco por un todo que solo me dejó en nada, narrador de un dolor, de un amor que se acaba. Descubridor de algo que jamás habrá, ser el dueño de tu vida o esclavo de tus palabras.
Sangre de unas venas, llenas de eximas y penas. Corro en este barrio, el santuario es este porro, borro del armario el calendario y me encierro en un corro, dejando la vida atrás, lagrimas de heridas. Más palabras, promesas de esas que acaban siendo mentiras.
Vidas hoy son penitencias, somos esclavos de ti, frágil corazón te partes de tanto latir. Vivir para morir, luchar por ser distintos, y después de toda una vida seguir siendo los mismos.

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