Okais.

Has dejado atrás a mucha gente, te has equivocado muchas veces, pero en cierta forma, puede que mis fallos hayan sido más importantes que los tuyos. Confié tanto en ti que te apoyé en todo los que pensabas y defendí tus ideas más de una vez. Prometí muchas cosas que no cumplí, pero tu me fallaste en la más importante de tus promesas. Te he dicho muchas cosas bonitas de las que no me arrepiento, sin embargo, tu te arrepientes de todas las que me dijiste a mi. He arrastrado mi orgullo por ti, y tú, en vez de hacer lo que realmente querías te dejaste llevar por otras personas. Has perdido por completo tu personalidad, te has convertido en algo que me prometiste que no serías. Haces, dices y piensas lo que otras personas te dicen que hagas, digas y pienses, vas a lo fácil con aires de superior porque sabes que así no puedes fallar, te crees que lo tienes todo, que lo superas todo, y que puedes con todo cuando sabes que no es así. Te crees muy valiente, pero cuando llega la hora de decir las cosas a la cara te escondes y, sinceramente, eres la persona más asquerosamente cobarde que conozco en este planeta, no eres capaz de dar la cara y admitir tus errores, me sorprende la manera en la que has llegado a mentir... te crees que lo haces todo bien, cuando lo que realmente haces es estropear todo lo que consigues o, mas bien dicho, lo que crees conseguir. Has hecho mucho daño, has dejado muchas cicatrices, has significado mucho en mi vida y, sin embargo, hoy eres un perfecto desconocido, pero en cierta forma, prefiero que sea así. Tal vez siempre fuiste así de gilipollas, sin embargo a mi no me lo demostraste hasta el último momento.